¿Por qué es tan poderoso el lobby eléctrico español?

The Bosses of the Senate (1889)
The Bosses of the Senate (1889)

Un grupo de presión es poderoso cuando tiene una capacidad alta de influencia en las políticas públicas. Este parece ser el caso del lobby eléctrico español, que últimamente está consiguiendo que las políticas públicas se diseñen de acuerdo a sus intereses privados. Por ejemplo, las eléctricas han conseguido del Gobierno fuertes alzas en la factura de la luz para pagar el llamado “déficit de tarifa”, déficit que en parte es debido a la política errática de los gobiernos desde 2000 y a las primas a las renovables de Zapatero, pero que también es responsabilidad de las propias eléctricas por construir 51 centrales de ciclo combinado (gas) que están subutilizadas en la actualidad por el frenazo de la demanda. Asimismo, el lobby eléctrico ha conseguido recientemente que el Gobierno vea con buenos ojos un asombroso “peaje de respaldo” para frenar el autoconsumo fotovoltaico.

 

Existen varias razones que explican el éxito de las grandes eléctricas españolas como grupo de presión, que enumero a continuación:

 

1. España es una partitocracia. Esta es una condición necesaria  que no sólo explica el éxito del lobby eléctrico sino también el de otros grupos de presión económicos con la suficiente capacidad como para actuar como insiders. La razón es que un sistema partitocrático simplifica los canales de influencia, que en el caso de España serían los principales partidos, muy centralizados y jerarquizados. Además, que el centro de la toma de decisiones gravite en torno a los partidos y el gobierno garantiza un mayor éxito para los lobbys, ya que una vez que el partido y/o el ejecutivo han sido convencidos, el legislativo no supone ningún obstáculo: los parlamentarios del partido votarán unánimemente la propuesta del gobierno. En este sentido, los grandes magnates de la viñeta que ilustra esta entrada seguro que tenían que emplearse más a fondo como lobbyists en el Senado norteamericano de 1889 que los lobbies económicos españoles en el Congreso de los Diputados de 2013.

 

2. El lobby eléctrico es pequeño y está bien organizado. El mercado eléctrico está muy oligopolizado con cinco grandes empresas que se reparten el  70-80% de la generación y el 90% de la distribución: Iberdrola, Endesa, HC Energía, Gas Natural Fenosa, EDP y E.on. El lobby se coordina alrededor de UNESA, una organización eficiente y con tradición, fundada en 1944 por el falangista vizcaíno José María de Oriol y Urquijo. Como señalaba Mancur Olson en The Logic of Collective Action, el hecho de que sean pocos actores facilita la acción colectiva, ya que evita que otros sean free riders de los esfuerzos del lobby. Las grandes eléctricas invierten sumas importantes en publicidad en los medios de comunicación, lo que les permite ejercer una influencia notable.

 

3. España no tiene una sociedad civil vibrante. Como señalaba Habermas, la “sociedad civil” tiene la función de rellenar el hueco entre el gobierno democrático y el ideal representativo con el fin de frenar los abusos de poder y procurar una regeneración constante de la democracia. Para ello  precisa de instituciones y organizaciones con capacidad de acción. La floja respuesta de la sociedad civil española ante la práctica discursiva del lobby eléctrico es una muestra más de su debilidad, lo cual facilita el éxito del grupo de presión.

 

4. La "puerta giratoria". Políticos que han ocupado los máximos niveles de responsabilidad como González o Aznar pasan a las empresas eléctricas como “asesor independiente”, “asesor externo”, vocal del consejo de administración… Su función es abrir canales de comunicación e influencia entre las eléctricas y quienes ostentan en ese momento la capacidad de decisión. Lo relevante para los lobbies es que estos personajes facilitan el acceso a los órganos de decisión de la alta burocracia, que son los más difíciles de penetrar por los grupos de presión económicos.

 

5. El riesgo sistémico, el “too big to fail”. Las eléctricas tienen un gran tamaño pero además acumulan un déficit de tarifa en torno a los 30.000 millones. Se trata de una deuda de los consumidores que se ha titulizado para ser vendida en los mercados financieros con garantía del Estado. Por todo ello, por el tamaño de las empresas del sector y las implicaciones que tendría para las finanzas públicas y para el sistema financiero un problema con el déficit de tarifa, las eléctricas son “too big to fail”, lo cual sin duda facilita el éxito de su acción colectiva. Esta característica, el hecho de que sean demasiado grandes para caer, propicia que estas empresas, como los bancos, tiendan a tomar decisiones arriesgadas ya que saben el gobierno no estará dispuesto a dejarlas caer si se equivocan.