La conflictividad laboral en España y la crisis económica

Número de huelgas, trabajadores participantes y evolución del PIB en España, 1995-2013

La conflictividad laboral es un fenómeno complejo por la gran cantidad de factores que intervienen: condiciones de vida, ciclo económico, organización sindical, marco regulatorio, ciclo político, contagio exógeno, movilización, recursos disponibles, estructura de clases, grado de desarrollo económico, y un largo etcétera. Estuvo muy atinado Franzosi, en un trabajo que es ya un clásico en la teoría y la historia de las relaciones laborales, al titularlo "El puzle de las huelgas". El conflicto laboral es básicamente un fenómeno multicausal.

 

Existe sin embargo cierto consenso en la literatura acerca de la relación entre conflictividad laboral y ciclo económico. La mayoría de los trabajos ha encontrado que la ocurrencia e intensidad de las huelgas es pro-cíclica, es decir, tiende a incrementarse en las fases de alza del ciclo económico. Esto sucede así porque en la fase de alza los trabajadores tienen mayor poder de negociación por los altos costes de oportunidad que una huelga supone para los empresarios, debido a lo que dejarían de producir en un periodo expansivo. Al mismo tiempo, sindicatos y trabajadores suelen disponer de mayores recursos en la fase de alza del ciclo.

 

Es interesante plantearse si esta teoría o este consenso de la literatura podría aplicarse a España en el último ciclo económico. ¿Ha sido alta la conflictividad laboral en la fase expansiva del ciclo y baja durante la crisis? Un vistazo rápido a los datos del Boletín de Estadísticas Laborales del Ministerio de Trabajo y al ciclo económico nos permite acercarnos a la cuestión. En el gráfico se puede ver la evolución mensual (1995-2013) del número de huelgas y los trabajadores participantes en dichas huelgas (en miles), lo que nos informa de la frecuencia y la intensidad huelguística. Junto a estos datos hemos incluido la tasa de variación interanual del PIB, con datos trimestrales (INE).

 

Se observa que la mayor intensidad huelguística medida en trabajadores participantes tuvo lugar entre 1999 y mediados de 2003, una fase alcista en lo económico. Sin embargo, entre 2004 y 2007, también dentro de la fase expansiva, la intensidad se redujo notablemente. Cuando se inicia la fase de baja del ciclo el número de trabajadores participantes sigue siendo bajo, y disminuye aún más desde mediados de 2010, cuando se sitúa a niveles mínimos de todo el periodo. Desde principios de 2012 se produce un ligero repunte de la participación de los trabajadores en huelgas, aunque muy modesto en relación a lo sucedido en conjunto desde 1995. La ocurrencia de huelgas sí que muestra un incremento continuado desde 1999, y especialmente entre 2007 y 2013, en la fase de baja del ciclo. 

 

Se requerían una o varias tesis doctorales, que hubiera concluido la fase de baja del ciclo (a fin de tener una perspectiva completa), y más series y algunas regresiones para intentar resolver este puzle en concreto. Pero estos datos nos permiten ver que la conflictividad laboral se intensificó entre 1996 y 2003, se redujo notablemente a partir de 2004, y se redujo más aún a partir de 2010. Esto es más bien pro-cíclico. El hecho de que se redujera la intensidad huelguística a partir de 2004 cuando a la fase expansiva le quedaban aún cuatro años de alza sugiere que el ciclo político puede también haber jugado un papel relevante, ya que recordemos que ese año tuvo lugar la victoria socialista. Es decir, la influencia de la movilización política de la izquierda sobre la conflictividad laboral pudo ser importante en los años previos y desactivarse parcialmente tras el triunfo de Zapatero.

 

A partir de 2007, en periodo de crisis económica, la frecuencia de huelgas se ha incrementado pero el número de participantes ha disminuido con fuerza. Esto es un síntoma de creciente resistencia de los trabajadores pero en un entorno en el que el movimiento obrero está debilitado desde un punto de vista organizativo, dando lugar a conflictos más pequeños, más localizados, menos coordinados.

 

En definitiva, con la excepción del periodo 2004-2007 (influido quizás por el cambio político), la conflictividad laboral en España ha presentado rasgos más bien procíclicos. Aunque durante la crisis económica ha habido un repunte de la ocurrencia de huelgas, se ha producido al mismo tiempo una disminución importante de la participación de los trabajadores en el movimiento huelguístico.